jueves, mayo 24, 2007

Forja de almas (Eusebio Fernández Ardavín, 1943)

Bizarro y folklorista reflejo de la posguerra española, Forja de almas representa una siempre inestable síntesis entre religiosidad y patriotismo, adocrinamiento y educación. La película es un biopic de Andrés Manjón (1846-1923), pedagogo y canonista nacido en una aldea burguesa y que consiguió irradiar desde Granada la red de escuelas Ave-María.

En cierto modo, se la podría considerar una especie de respuesta nacional-católica a las tesis izquierdistas sobre la lucha de clases, pues aunque no se niega la realidad de la miseria, la esperanza de su regeneración no se sitúa en la dialéctica o en la reforma política sino en la caridad, el pacto de clases y la educación religiosa. La enseñanza de Manjón pretendía formar buenos cristianos y patriotas, donde lo mismo se organizaba un desfile infantil que se impregnaba de apologética las clases de trigonometría, gramática o aritmética:
Sin verbo no hay oración gramatical, y sin el verbo de Dios, que es su hijo, no habría sabiduría, ni creación, ni redención.

Pero el triángulo representa algo més que una figura geométrica. El cateto que le sirve de base lo representa la fe. Sobre la fe dirigida hacia arriba, la esperanza. Y la hipotenusa uniendo la fe y la esperanza, la caridad, la mas grande de las virtudes.

En el mundo moral el credo y el decálogo se dan la mano. Por eso quien enseña a creer enseña a amar y quien resta fe resta virtud. De lo que Dios enseña y manda nada se debe disminuir, no hay minuendo, nada se debe sustraer. No hay sutraendo. Es una suma que no admite resta.
En este sentido, el filme también representa una respuesta característicamente católica a las reformas pedagógicas al estilo de la Institución Libre de Enseñanza, que prometían una nueva educación basada en el juego, el desarrollo libre de las capacidades y el cuestionamiento de la autoridad. Así, la pedagogía "progresista" a fuer de ultrarreligiosa de Manjón, en línea con la tradición agustiniana, aconsejaba moderar el autoritarismo de los profesores, abrir la escuela a los espacios abiertos, incorporar una nueva pedagogía del juego, etcétera.

A la forja de almas.

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